Durante este otoño podemos destacar un aspecto positivo y otro negativo.
El aspecto negativo sería el estado de abandono
en el que sigue Plaiaundi y por extensión todos los humedales de la bahía de Txingudi.
Hablamos de las marismas de Jaizubia, Plaiaundi, Islas del Bidasoa,
laguna de San Rafael en el aeropuerto y Oxinbiribil
Espacios sujetos a la protección de una ZEPA (Zona de Especial
Protección de Aves). Tiene gracia la cosa, pues en la práctica, como protección,
ninguna.
El enclave de Oxinbiribil, de gran riqueza ornitológica, no
está incluido como ZEPA. Gran error de quienes trataron el tema. De sabios es
rectificar.
El punto de partida, básico, sería la señalización y la
supervisión. Actualmente la señalización es absolutamente insuficiente y falta
de eficacia. Señalización acomplejada. Pongo algo, “para que conste”, pero a
sabiendas de que no se entera nadie.
Durante años, en el día a día, hemos comentado con
visitantes sobre comportamientos irregulares: “Oye, no lleves los perros sueltos
que las aves están criando a nivel de suelo, las crías no pueden volar, y
podrían matarlas”, “Oye, no te lleves los frutos, que es la comida de las aves”,
“Oye no des de comer a las aves, que alteras su comportamiento y niveles de
autoprotección”, etc.
La respuesta siempre la misma: “¿Dónde pone eso?”. En la práctica
nadie se entera de la señalización que hay a la entrada. Hay que evaluar la eficacia de la señalización.
La razón de ser de una zona especial de protección de aves
es la protección de las aves. La única manera de hacerlo, de manera eficaz, es con supervisión “sobre
el terreno”. Lo demás es absolutamente secundario.
Y en Plaiaundi, en cuanto a supervisión sobre el terreno, enfocada a la protección de las aves, ninguna. Abandono total.
En cuanto a las aves observadas durante el trimestre, pues todo bien, gracias.
El aspecto positivo es que
seguimos viendo aves.