La primavera es la estación mas positiva, en lo que respecta al mundo de las aves. Cada año se vuelve a plantear el ciclo reproductivo, con su cortejo, el intenso trabajo para fabricar los nidos, la puesta y la fase de incubación, y finalmente el nacimiento de las crías.
Así, cada primavera, las diferentes especies de aves van incorporando nuevas poblaciones, en una lucha por la supervivencia cada vez mas difícil de superar.
En el parque, con dos lagunas intermareales prácticamente sin vida, sin apenas presencia de aves, tras haberse desmantelado las compuertas de regulación hace 7 ó 8 años. El nivel que alcanza el agua no permite la permanencia de muchas especies.
La laguna pequeña de agua dulce, en gran parte ocupada por una planta invasora.
De momento se salva la laguna grande de agua dulce, que en los últimos años está resultando muy eficaz para la reproducción de diferentes especies, especialmente el porrón europeo.
Plaiaundi, en lo que respecta a realizar actuaciones encaminadas a la protección de las aves, no es que esté bien o mal gestionado, sencillamente no hay gestión a tal respecto, y la consecuencia no es otra que la progresiva disminución de la población de aves presente.
Pero bueno, de esta gente que decide qué se hace y qué no se hace, alguno despertará algún día de su letargo y dirá: “pero como es que nadie nos había dicho que en Plaiaundi había aves y que se trata de una zona de especial protección de aves”. Y alguien le contestará: “no te preocupes, ya no quedan aves que proteger”.